Los fabricantes más reputados de pianos siempre se han preocupado no sólo por construir instrumentos cuyo sonido fuera seductor y único sino además por hacer instrumentos durables que sobrevivieran dos o tres generaciones de pianistas y que fueran un bien que pasaran de padres a hijos. Para que esto sea efectivamente así es importante darle los cuidados que se merece:

El piano debe  estar en un lugar aireado de la casa; no debe estar expuesto al sol ni demasiado cerca d
e fuentes de calor o contra paredes que tengan problemas de humedad.

El mueble deberá limpiarse periódicamente usando un trapo seco y productos adecuados a la terminación del mismo,  evitando la humedad y los detergentes.

En lo posible hay que evitar los cambios bruscos de humedad y temperatura del salón en el que está el piano.

Evite por todos los medios que pueda caer líquido sobre o dentro del piano. No coloque botellas o tazas con agua en la parte inferior del piano ni lo use para sostener macetas o floreros.  Si vive en una zona muy seca lo mejor es usar un humidificador para el ambiente o llenar la habitación con plantas, pero evitando cuidadosamente que el piano se vea afectado por el agua de riego.

Hay que evitar mover el piano. No es que el movimiento le haga daño pero para evitar golpes y manipulaciones inapropiadas la mudanza del instrumento debe ser hecha por personal especializado.

Hay que afinar el instrumento como mínimo una vez al año.

Es conveniente hacer una regulación básica  del mecanismo cada tres o cuatro años. Esto significa ajustar la tornillería que sujeta cada báscula a la barra, revisar los muelles, las bridas, los pilotines, alinear los macillos, etc etc. Con esta intervención prevenimos fallos mayores en el funcionamiento del instrumento

En cada afinación es conveniente retirar con un pincel el polvo que se hubiese depositado sobre el mecanismo y las cuerdas.

Toque habitualmente el piano.

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